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Después de años, meses o días de trabajar en su texto, usted necesita una mirada fresca y profesional para que este alcance el objetivo esperado: comunicar su mensaje al público deseado.
Mi punto de inicio es la revisión de su manuscrito, para conocer su extensión y saber qué trabajo requiere. Con base en esta información y en la que usted me brinde a través del formato de contacto, podré ofrecerle una propuesta económica y de procedimiento. Una vez la acepta, comenzamos a trabajar.
Editar es el arte de planear, adaptar, limpiar, organizar, corregir y modificar un texto con el objetivo de publicarlo, siempre cuidando su forma y su contenido.
En un archivo en Word con control de cambios, limpio el formato para facilitar la lectura (para mí y para cualquier persona que forme parte del proceso): ajusto la tipografía, el espaciado entre líneas y la caja tipográfica.
Leo su texto; reviso su estructura para comprobar si se sostiene o se puede caer en algún capítulo; si lo requiere, organizo sus apartes; unifico el tono según el lector potencial; elimino fragmentos repetidos, líneas que no aporten nada al lector o frases que dañen la armonía escritural o que no estén relacionadas con el contexto; reescribo fragmentos inconsistentes; y establezco los criterios ortográficos, tipográficos, léxicos y gramaticales que admitan varias opciones. Esta lectura incluye la corrección de estilo.
Cuando termino la primera lectura, le envío el trabajo para que revise mis correcciones. Es su oportunidad para aceptar o no las sugerencias, responder a las preguntas que hayan surgido o replantear algún fragmento con base en los comentarios consignados en el texto.
Dependiendo del proyecto, muchas veces surgen inquietudes que deben ser resueltas a través de una conversación, que puede ser vía telefónica, videollamada o presencial.
Cuando el texto vuelve a mí, después de su revisión, acepto todos los cambios; lo reviso mientras suprimo cada globo de comentario (manualmente, para asegurarme de que todas las posibles inquietudes estén resueltas); desactivo el control de cambios; y limpio el documento. Finalmente, lo leo como un todo y reviso que no queden errores.
Si hay recursos gráficos (tablas, figuras o cuadros), verifico que sean compatibles con el texto.
Si el trabajo va para publicación, indico las normas de estilo que sean necesarias al diagramador para que el texto quede impecable. De lo contrario, le entrego dos archivos: una versión en Word, para que pueda modificarlo las veces que así lo requiera, y una versión en PDF, para que pueda imprimirlo con facilidad y compartirlo.
Una vez comienza a contratar mis servicios regularmente, empiezo a compilar una “hoja de trucos” de estilo personalizado, para mantener la unificación y la coherencia de sus documentos en el futuro. Este es un servicio gratuito.
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