
¡Bienvenido, 2020! Mi A-Z
para un buen comienzo
Hoy, a las 12:00 a.m., no solo terminó un año, sino toda una década. Sea que esté mirando una película, descansando en su casa o en algún otro lugar, regresando para trabajar mañana o viviendo un miércoles como cualquier otro, un momento para reflexionar no sobra, y esta fecha es idónea.
Con este A-Z, le comparto algunas ideas para empezar con pequeños cambios que, muy posiblemente, le servirán para vivir mejor.
Aprenda de los millonarios. Estos nunca imaginan resultados negativos, aceptan el fracaso y buscan aprender de este; tienen agallas (voluntad de perseverar por un gran periodo) y voluntad (habilidad a corto plazo para motivarse a hacer cosas que no quieren); agradecen el progreso y quieren más.
Brinde por las enseñanzas que le dejó el pasado, por lo que tiene hoy y por la ilusión que el futuro le produce. Poder hacerlo es la clave de la felicidad.
Celebre. Elabore listas de canciones para animar los diferentes momentos de su vida; decore su casa con objetos de su agrado; practique rituales de purificación para sacar las malas energías, y de prosperidad para que esta lo acompañe todo el año.
Desayune, siempre. No solo es la comida más importante de todas, sino la certeza de iniciar el día sintiéndose bien. Comience con un vaso grande de agua con limón (elimina toxinas, limpia la piel, fortalece el sistema inmunológico, regula el pH y ayuda a bajar de peso, entre otras propiedades) y una mezcla de alimentos poderosos. La siguiente es mi favorita: un banano cortado en trozos pequeños, dos cucharadas de avena, dos cucharaditas de semillas de chía, un cuarto de cucharadita de canela en polvo, leche de almendras para cubrir dicha mezcla, una cucharadita de esencia de vainilla y, máximo, media cucharadita de miel o de sirope de agave. Lo que sigue es cuestión de cada uno. A mí no me pueden faltar el café y una pastilla de chocolate negro para finalizar.
Escriba y preocúpese por hacerlo bien, clara y de manera directa. No sea de los que se ofenden si los mensajes que le llegan no llevan tres líneas de más (decorativas) para hacerlo sentir ‘querido e importante’. Es necesario poder ir al grano.
Fracase, luego aprenda del hecho y siga adelante. El fracaso es inevitable y valioso para el proceso de aprendizaje.
Guglee más, pregunte menos. (Nota: si bien la Real Academia Española no incluye la palabra guglear en su diccionario, la Fundación del Español Urgente la aprueba).
Humecte ¡sus ojos! A las mujeres (en particular) nos enseñan a cuidar la piel, el pelo, el cuerpo y hasta las uñas, ¡pero jamás los ojos! El uso de las pantallas, inevitablemente, produce ojo seco, por lo que hay que hidratarlos, mínimo, tres veces en el día.
Humildad”: es la capacidad de aceptar y expresar que no se las sabe todas. (Repito la letra por la importancia de ambas palabras).
Innove: el léxico que maneja, sus atuendos, las ensaladas que prepara para llevar a la oficina, las películas que ve, los restaurantes que frecuenta, el plato que siempre consume en el restaurante que le encanta.
Jamás” siga una tendencia por el simple hecho de que es tendencia. La moda es una cosa, el estilo —como construcción individual— es otra. Ni los crop tops ni las botas arriba de la rodilla se ven bien en todos los cuerpos. Que su criterio para seleccionar lo que se pone no sea la frase: “Es lo que se está usando”. Conozca su cuerpo; si no es capaz de discernir por usted mismo, déjese asesorar de un experto en imagen personal.
Karma”: la ley natural según la cual todas nuestras acciones, buenas y malas, tendrán consecuencias se conoce como karma. Tenga presente que todo lo que siembra, en cualquier momento, lo va a cosechar. Procure que sus acciones sean un motivo de satisfacción, y no de arrepentimiento.
Limpie: salga de aquello que no usa y que está obstaculizando la armonía de sus espacios y la suya: de ese suéter motoso que lo hace ver fatal, de la vajilla desportillada, de los juguetes que sus hijos ya no usan. Lo que está en buen estado dónelo; lo que no, arrójelo a la basura o busque la manera de reciclarlo. Quédese solo con lo que ama y con lo que le es útil. Esta práctica (que la hago, mínimo, tres veces en el año) es fundamental para renovar la energía y abrir la entrada a nuevos objetos y experiencias.
Materialice sus ideas. Lo que no se dice o no se escribe no existe.
¡NO MÁS!:
- Teléfonos encima de la mesa a la hora de comer.
- Selfies en el gimnasio (si se cuida, hágalo por usted, no para otros. El gimnasio no es para ir a posar).
- Bendiciones para todo el mundo (hay una diferencia entre los más puros deseos y las muletillas, no saber qué más decir y la necesidad de rellenar los mensajes).
- Desdoblamientos sexistas (todos y todas, afortunados y afortunadas, los y las…).
- Anglicismos innecesarios (outfit, look, skills, bullets… Créame, ¡no son elegantes!).
- Diminutivos (arreglitos, ayuditas, cositas, platica, trabajito…). Hable en GRANDE y será GRANDE).
- Mayúsculas de inicio en los cargos (también conocidas como mayúsculas reverenciales): no vienen con un aumento de sueldo ni con un reconocimiento por su trabajo.
- “Demasiado”, “espectacular”, “amo”…
- “Amor”, “Bebé”, “Baby”, “Muñeca” para referirse a las personas.
- Lluvias de sobres. Es una petición de muy mal gusto, pues se convierte en un tormento para los invitados —quienes nunca saben cuánto dar para no quedar como tacaños ni pretenciosos—. Si su plan es recuperar el dinero de la boda, mejor no haga nada, como bien lo dice Gloria Saldarriaga.
- Ombligueras (a no ser que pueda presumir de un abdomen de piedra).
- Cadenas de oración (a Dios no le importa si usted reenvió o no el mensaje).
- Dejar a la gente en visto cuando chatea por WhatsApp.
- Chatear mientras habla con otra persona.
- Bendecidos y agradecidos.
Organice: no solo todos los rincones de su casa, sino también sus documentos (físicos y virtuales) y sus prioridades.
Póngase en los zapatos de los demás: es la mejor práctica para generar empatía y entender por qué el otro actúa como lo hace. “En los zapatos de” es un ejercicio que se practica en los talleres de design thinking: usar gafas borrosas, simular discapacidades, actuar como un niño o un anciano son algunos ejemplos para lograr el objetivo. Al final, viene la reflexión: ¿cómo se sintió? ¿Cuáles emociones y pensamientos predominaron? ¿Qué ganó de esta experiencia?
Quédese con aquello que ama y le sirve, y despójese de lo que no lo hace feliz. Esto implica desde objetos hasta relaciones.
Recuerde: a sus familiares, amigos, compañeros de trabajo, colegas, clientes y personas que le sirven. Los primeros días del año son propicios para hacerles saber que los valora y los tiene presentes.
Sea un buen ciudadano: camine por su derecha; no haga visita ni se quede mirando el celular en espacios públicos, como escaleras, pasillos o entradas y salidas; recicle su basura; respete a los peatones.
Trabaje: hágalo arduamente, y será brillante. Y nunca se rinda buscando aquello que lo satisface.
Único: ¡séalo! No intente copiar a nadie, pues el resultado siempre es desastroso. La identidad es un regalo, no la desperdicie con imitaciones.
Vaya al gimnasio ¡a entrenar! Nada más molesto que un personaje apoderado de una máquina mientras chatea o se toma selfies.
Wasapee con cuidado: la mala ortografía y las palabras a medias no son sexis. (Nota: si bien la Real Academia Española no incluye la palabra wasapear en su diccionario, la Fundación del Español Urgente la aprueba).
XOXO”: propio del inglés, es la abreviatura de “Hugs and kisses”. En español, el pretencioso uso de anglicismos se aleja mucho de la elegancia y la buena educación. Si quiere dar una buena impresión, evítelos.
Yo”: eso que se conoce como identidad se construye a lo largo de la vida, a través de la educación que recibimos, la relación con la familia, el contacto con la gente, los viajes y demás experiencias. A su vez, se reafirma con la atención que ponemos a nuestros actos y a nuestra presencia física. Cuidarse implica desde alimentarse balanceadamente, hacer ejercicio, dormir las horas necesarias y vestirse con gusto hasta desarrollar su capacidad para identificar a las personas que conforman su círculo social, dejar de compararse con los demás y saber desconfiar.
Una vez al mes, limpie su energía con una mezcla de seis cucharadas de sal marina con dos de café molido. Después de su baño regular, sin secarse, masajee su cuerpo desde el cuello hasta la planta de los pies (con énfasis en estos). El exfoliante es excelente, además.
Zapatee: en sentido metafórico, cuando no está de acuerdo con una imposición, con un acto injusto, con un mal servicio. En Inglaterra, los profesores de inglés dedican una clase especial a la elaboración de cartas de queja (complaint letters), pues quejarse forma parte de la cultura. En Colombia, aún estamos lejos de hacer valer nuestro dinero y nuestro tiempo. Que sea este uno de los propósitos para el año que comienza —por supuesto, si cree en estos.
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