El virus de la coma criminal
La coma criminal es aquella que se ubica entre el sujeto y el verbo o el verbo y el objeto, y corta la secuencia natural de una oración. Si bien el uso incorrecto de esta coma no es difícil de erradicar, algunas personas tienden a confundir una pausa respiratoria (en el discurso oral) con la necesidad de cometer esta errata. Los siguientes son algunos de los ejemplos que he compilado (tal cual):
“Las barreras más difíciles de superar, son las que uno mismo se pone”.
“Lo usado para unos, es nuevo para otros”.
“RCN Televisión S.A., informa a la opinión pública que en las últimas horas y a través de algunos portales digitales se ha publicado información falsa”.
“Después de la amenaza, la periodista, salió del país”.
“¿Estas desempleado? ¿Quieres mejorar los ingresos? ¿Potencializar el negocio? ¿Volverte unidad productiva? Esta herramienta gratuita, puede servirte”.
“La acción del viento y la evaporación del agua, seca las superficies y con ello se presentan las fisuras sobre la superficie del concreto”.
“La Organización Mundial de la Salud (OMS), manifiesta que entre los años 2000 y 2050, la proporción de habitantes mayores de 60 años de edad se duplicará…”.
“Aun así, la dedicación exclusiva a esta tarea, imposibilita desarrollar otras actividades que podrían estar relacionadas con un envejecimiento saludable”.
Y así sucesivamente… Lo que me lleva a explicar el uso de esta coma, que tanto confunde la comprensión de los lectores, es una sentencia falsa que a muchos les dijeron en el colegio: “Los signos de puntuación indican pausas respiratorias”. Nada más falso. Por eso, termino esta nota con el primer párrafo de la introducción al libro Dónde va la coma, de Fernando Ávila (2013):
Vamos a ponernos de acuerdo en algo esencial. Los signos de puntuación no se escriben para indicar las pausas respiratorias. Primero, porque son muy pocos los textos destinados a la lectura en voz alta y, segundo, porque la puntuación variaría según el ritmo respiratorio del escritor. Es decir, más comas y más puntos, a mayor dificultad para respirar; menos comas y menos puntos, a mayor capacidad pulmonar. ¡Absurdo! (p. 15)
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